No debiese haber pasado, no estaba contemplado, no era parte de mis planes. Yo leía alguna novela. Lentamente. Intentando aprender a concentrarme en lugares inhóspitos para la lectura. Uno de esos desafíos que uno se plantea a sí mismo, apostando ridiculeces como "si tal cosa sucede, compro cigarrillos". Pero no pensé que me enfrentaría a un desafío de verdad, uno en el cual se apuesta todo. Y generalmente se pierde todo.

Cual focos de automóvil acercándose una noche fría de abandono en alguna carretera invivible, sus ojos irrumpieron en la monotonía de mi día. "¡mierda!", me dije, "¡p`ta la weona linda!". Evidentemente, no sabía qué hacer. ¡Qué iba a hacer weón! si ellas son para mirarlas, para envidiar a su posible pareja, para lamentarse porque nunca tendrás la oportunidad de besarla. Pero no, esta vez sería distinto, esta vez lo intentaría. Así, con esa confianza que te da saber que no pierdes nada cuando no tienes nada, le sonreí, dejé brillar mis lustrosos frenillos que se escondían tras un par de labios secos en tabaco. En ese instante pensaba yo: "¿qué chucha estoy haciendo?", algo así como "qué es lo que hace un taxista en frente de una dama", con un estribillo un poco más tosco y torpe, pero mucho más cargado de realidad y nervio entumecido. ¡Sorpresa! Estaba haciéndolo bien, recibí una sonrisa tímida de vuelta que provocó en mí un escalofrío que no he vuelto a sentir más, aquel escalofrío que no necesita presentación ni metáfora. Siéntelo y no me lo expliques, tuve la suerte de conocerlo.

"¡ahhh!" suspiré cuando desapareció de mi campo visual. "No puedo esperar a contarle a los 'cabros'", pensé, y me levanté para escarpar del metro y tomar la 'micro'. "¿Qué dirán los cabros? ¿cacharán lo que sentí?". Para la segunda pregunta, la respuesta es compleja, en cambio, si nos centramos en la primera, puedo decir que la contestación sería obvia: "¿y no le hablaste?". ¡Aweonao! Casi la cago. Aún era tiempo, voltee y me asomé a mirar hacia el zurco que deja ese culebrón que se alimenta de estudiantes y trabajadores. ¡Excelente! Ella estaba mirando hacia arriba, nuevamente cruzamos reacciones. Nos hicimos señas convencionales para reunirnos en algún punto de aquella ciudad subterránea´. Y, con una barrera que dividía a los potenciales pasajeros de los pasajeros en potencial acto, intercambiamos nervios, sonrisas, exámenes faciales, nombres y números telefónicos.

¡P`ta, con decirte que se me olvido que yo llevaba frenillos, espinillas, un posible moco colgando de mi nariz y una obvia cara de cansancio!. Y así, como quien dice, nació el amor. Era simple, fórmula básica. Sonríe, habla, corteja. Simple... ¡Ja!
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Hay un conchesumadre que no nos quiere dejar tranquilos. No sé qué mierda le hice, pero ese weón no me quiere ver. Se llama 'Suerte'... 'Cue`a' para los amigos.Le sonreí___Fue una táctica básica de galán escolar.
La miré encantado___es weá de actuar un poco.
La fui a buscar___normas obvias de educación que son base de una venta.
Sentí un ardor en el pecho, que vuelve con su foto, con su recuerdo___nunca nadie se explicará eso.
Claro po`weón, si habla bien, se porta bien, es 'atento', gracioso y gozó, en algún minuto, de un atractivo particular... Seguro es un estafador.
Me llamó: 'puto'
Me llamó: 'lacho'
Me llamó: 'chanta'
Me llamó: "fuiste muy importante para mi... en mi época de pendex"
La weá es que no me llamó más...
Es una de esas historias a las que dedicaríamos una carta suicida.
¡si yo sabía w`n!
Ellas son para mirarlas, para envidiar a su posible pareja, para lamentarse porque nunca MÁS tendrás la oportunidad de besarla...