viernes, julio 21, 2006

sin titulo

Encontrábase “Calígula”, un can de ademán galante a pesar de su malograda apariencia, hurgueteando como de costumbre entre los restos de deshechos en que los vecinos del puerto de Valparaíso depositaban desde sus más prohibidos secretos hasta sus menos descartables trozos de digeribles platos de arroz, legumbres y carnes que más de algún miembro de las trabajadoras y sufridas familias prefirió dejar de lado por saciedad o simplemente por lo monótono de la comida del día. Calígula celaba con temerosa seguridad sus manjares menos envidiables. Pero aunque nos parezca inane, este celo, esta salvaguarda contenía en sí más de una buena razón.
Por entre los alabados tejados de la ciudad-puerto, paseábase un desafiante felino que a cada paso que daba iba levantando sus pequeñas pero firmes espaldillas de manera que parecía mostrar un par de cuernos que se turnaban para aparecer dejando en claro que, en caso de cualquier amenaza, el anónimo felino dejaría a la vista el par de cuernos en toda su magnitud, dando a su opositor una impresionante tendencia a buscar refugio y destinar el poco tiempo de paz que le queda a rogarle a Francisco de Asís que le permita conservar al menos una de las tantas vidas que le habían sido otorgadas en un comienzo para proteger y aprovechar.
Ya llegaría el momento en que estos dos personajes cruzarían sus vidas por algunos minutos para unirlas eternamente en agotadora culpa y responsabilidad.
Calígula comía, se dejaba acariciar por pasajeros turistas y cotidianos transeúntes que cariñosamente, y consientes de su directa complicidad de la que gozaban con la nutrición del vivido can, lo apodaban “Cali”. Cali es uno de los vecinos más conocidos del sector correspondiente a las faldas del cerro barón. Se jactaba al caminar de ser merecedor del patrimonio insondable de un puerto hace años podrido a causa de la mala calle y la incesante tolerancia con la intransigencia. Pero jamás pretendió hacer daño a nadie, jamás ocultó su religiosa “otra mejilla”. Mas nunca se dejó ver pasado a llevar, disfrutaba de dejar en claro que con él no se juega, que a él nadie le dice qué hacer, sin nunca haber acudido a la venganza o el irrespeto. Sólo demostraba que podrían patearlo, mirarlo en menos, insultarlo y su orgullo se vería inmutable siempre.
Perro sin familia conocida, sin amor libre de pena, sin destino constante. No obstante, alejado de culpa alguna.

Calígula volvía de una acostumbrada visita a los desordenados glotones del puesto comercial de emparedados carnívoros y dañinas bebidas soda que se situaba en la primera de las históricas plazas que la ciudad sostenía a lo largo de su afamada avenida principal. Disponíase a escudriñar dentro de las bien cerradas bolsas de su calle en busca de algún aperitivo antes de ver depositado su cuerpo, tras las simpáticas tres vueltas que realizaba como determinando con exactitud el espacio que sería de su dominio durante las húmedas noches de Valparaíso, cuando nota con su aún intacto olfato que alguien lo vigila desde los altivos tejados de la desolada rua. Era el gato de las espaldillas cornudas, luciendo un reciente ojo rajado que llevaba de trofeo por una mortal rencilla con un felino altanero de clase alta perteneciente a la vecina ciudad jardín. Sin más, Calígula adoptó su más que ensayada posición defensiva, para capear el inminente ataque aéreo. Cuando el tuerto gato notó que el can se había percatado de su amenazante presencia, se sintió insultado. No atrasando un minuto más el ataque, se abalanzó desde los temerarios diez metros que lo separaban de Cali. Cayó sobre la espalda de este último dejando de inmediato una incurable herida punzante que acompañó de sucesivas y despedazadoras mordidas en la parte inferior de la nuca del sabueso. Calígula se vio indefenso y desesperado, por lo que empezó a moverse con extraña agilidad, como si fuese un indomable corcel que desafía al valerosamente estúpido jinete-guaso-cowboy. Logró safarse del desquiciado gato y lo miró directamente al “canicoso” ojo restante del felino. Y este replicó a su insolencia con los siguientes maullidos:
- ¿qué mirái perro culiao? ¿te gusto?- dijo el demonio hecho animal.
- La care`pa’o que tenís po` gato maraco- replicó ladrando astuto el sabio perro.

Luego de este agitado diálogo, Calígula arremetió al felino con un sorpresivo pero poco efectivo ataque a la pequeña yugular de su contrincante. El tuerto, en tanto, esquivó la valiente mordida de Cali dejándolo en una posición por lo demás indefensa y poco favorable para un eventual escape de la incesante mordida del atormentado enemigo, quien le propino tantas mascadas a su cuello que logró desangrar su vena vital, permitiéndole sólo algunos segundos de aliento para proclamar:
- ¡me cagaste gato culiao! ¡Te fuiste en la media voláaaa!- reclamó agonizante el amable perro.
- Por choro po` perro culiao, qué weá te creís que me vai a echar la foca a mí, sapo conchetumare.- respondió sin pudor el asesino barón de la noche.
- … - un silencio rotundo y espeluznante dominó el cuerpo inmóvil de Calígula.

A estas terribles alturas de la situación, la pelea ya había sido presenciada por intrusas vecinas que comentaban con tristeza la situación:
- ¡pobre Cali!, el gato reculiao no le dio niuna oportunida`- exclamó apenada la vecina.
- ¡chis! Pero si ese perro chuchesumadre siempre deja la cagá con la basura, a mí me tenía hasta las pailas el perro hueón. Cacha que el otro día se cagó a la puerta de la casa el muy hijo de puta, salió el juancho pa` la pega y piso el manso lulo, llegó atrasa`o a la weá de pega el hueón por limpiarse la mierda.- relataba indignada la vecina, quien parecía tener un infundado resquemor contra el fallecido animal.
- Alguna weá que le pase en la vida al weón de tu marido, si el saco`e wea te anda cagando con la maraca de`nfrente y voh ni wea le decís, podría haberse sacado la chucha el caliente culiao, a ver si en una de esas se le enredaba la corneta al puto de mierda y te dejaba vérsela aunque fuera pa desenredársela, a ver si ahí te tocaba cachita en la noche po`weona. Mira que te tengo cachaita weona, te le anda mojando la pantufla hace rato y el wea na`que na`. Pa` mi que a voh hace rato que te le fundió asadera.- dijo con un sutil tono de burla la acérrima defensora de nuestro ya olvidado mártir.
- ¡ay! ¡weona! Ya te pusiste grosera.- finalizó, llamando a la cordura, la indignada y sorprendida contertulia.


FIN

MORALEJA: “perro que ladra no duerme”

miércoles, julio 12, 2006

noticias para hoy

Noticias para hoy

Dicen que no queda mucho
Que el tiempo se está agotando

Sin embargo me veo
Comiendo, pensando y considerando
Todo cuanto signifique
Riesgo y mal pasar

Será que a mi no me afecta
Será que a mi no me importa

O será que aún no le tomo el peso
Al hecho terrible
De que nos vamos quedando tan solos
Que la única posibilidad de reunirnos
Parece ser el suicidio colectivo
El genocidio autorizado
El desastre natural desnaturalizado

La humanidad deshumanizada
Nos dice que resistamos
Que busquemos ayuda

Mientras
Un flaco nos aconseja escribir

Se hace obvia la opción en este caso

En otros
En cambio
Hay una mistura

E incluso se cree que la escritura
Es la ayuda

Yo no me confundo

Sea ayuda
Sea escritura

Pierde el sentido cuando se busca
O cuando se lee


Pierden el sentido cuando se entienden

Pues nos declara cuan débiles somos

Y eso es lo último que queremos aceptar

Que somos débiles

Que hay afectos que nos han hecho
Dependientes

Insuficientes

Adictos a la relación
Al tacto
Al aliento

Escribir parece una opción viable
Pues supone por un momento que estás solo

Pero en realidad

Te das cuenta que todo lo que escribes
Que todo aquello que plasmas en un papel
La pared de un baño
Un cuadro
Una guitarra
O en el circuito inadvertido
De un aparato moderno y alienante
Es una pregunta
Una o muchas
Pero siempre es cuestionante

Si no es ciencia
Si no es arte
Si no es declaración

Si no son letras y punto


¿y qué hay de la meditación?
Te dirá un post-algo con dotes de preguntador

Masturbación mental
Responderás con insolencia y burla


No te aflijas
Debes estar tranquilo

¿y porqué?

La calma jamás me ha logrado nada

La presión
El atraso
La desesperación
Tienen resultados reales

Resultados valorables
No necesariamente favorables


Hay que estar frio

¿y porqué?

Yo sé porqué
Pero no quiero estar frio

Porque vuelvo a un estado suyo
Tuyo
De ustedes

Vuelvo a ser lo que quiero que vea
Veas
Vean


No sé
Y no me importa


¿y qué importa?

Eso varía

¿y porqué varía?

Muchas preguntas…

…próximamente, más noticias.

miércoles, julio 05, 2006

graffitis

“Quisiera agradecer a todos aquellos que creyeron en mí…”


(Dios)


“Antes que nada, Yo…”

(Dios)
<