domingo, octubre 26, 2008

El Tesoro de la Juventud

Luego de cumplir con mi "deber cívico", me movía lo más rápido posible para llegar a la brevedad a Valparaíso, pues una pequeña gatita esperaba, muy probablemente, con ansias desesperadas que alguien atendiera su sed-hambre de leche. La gatita es huérfana, pero de una fuerza impresionante. El viaje fue de lo más normal, escuchaba "nene de antes" de la banda argentina Divididos, miraba a la gente, la genteme miraba a mi, la histeria democrática parecía realmente una fiesta. Bajé apurado de la 'micro' (sí, aún les digo 'micros') y me tropecé con un par de sobres grandes, color café claro, como el de las pruebas que nos hacían cuando niños, en esos papeles hediondos a alcohol o algo por el estilo. Seguí mi camino con normalidad, hasta que algo me hizo caer en cuenta de que esos sobre podían contener perfectamente radiografías. No es que yo tenga un fetiche morboso por los accidentes o enfermedades ajenas, es que el material con que se imprimen (o como sea el proceso) las radiografías es muy útil para la elaboración de stencils (moldes negativos para pintar, a grandes rasgos) y supuse que podían servir para el taller de niños de Katina.

Me devolví.

La gente me miraba raro, como diciendo: "qué intruso". Pero yo le daba toda la normalidad que podía a esta aventurilla. Ojée el interior de los sobres y afortunadamente contenían radiografías. Vacié el contenido del más liviano dentro del sobre más pesado y caminé más apurado que antes pues mi curiosidad me estaba rerasando respecto de la atención de la pequeña gata. Llegué a mi casa, abrí la puerta con cuidado, por si la gatita dormía, entré, la vi durmiendo, seguí hacia el comedor y me sumergí dentro del sobre para revisar el estado de las radiografías.

Lo abrí.

Las radiografías pertenecían a un anciano, cuyo nombre no voy a decir pues esta historia no es sobre él. En el interior del sobre, además de radiografías, se encontraban una boina escocesa y un libro, semejando pobre-rica herencia de un abuelo pasajero. La boina estaba ensangrentada y un poco hedionda, por lo que sentí que era mi obligación desecharla para no exponer a la pequeña criatura felina a más de lo que ha sufrido. El libro, un poco empolvado, señalaba en su portada el título de mi aventura dominical y el recuerdo de un pedido no cumplido que mi padre había exigido hace algún tiempo:

El Tesoro de la Juventud.

No se porqué sucedió todo esto. Pero estoy seguro que el libro tendrá la respuesta. ¿Cierto papá?




Post scriptum: Cuando nos veamos te paso el libro papá, y tratamos de completar esa colección, es el volumen 12.

un abrazo

martes, octubre 14, 2008

to beef or not to beef

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El vegetarianismo debiese ser sólo un medio para llegar al veganismo. Esto, si tu postura ética consiste en la igualdad de derechos para todos los animales, donde no te vas a servir del sufrimiento de otros seres vivos. Si tu postura es vegana, créeme que la respeto, a pesar de no compartirla para nada, pues es una postura valiente que va en contra de todo lo que hemos aprendido y acostumbrado durante nuestras vidas, por herencia de la Historia y la evolución cultural y biológica del ser humano (más adelante me explayaré un poco respecto de este último aspecto).

Sin embargo, si tu posición es vegetariana, y ahí se queda, estas transgrediendo necesariamente tus propios principios. Crees, o dices creer, que el sufrimiento de otras especies no puede ser incluido dentro de lo sacrificable al momento de pretender satisfacer nuestras necesidades, mundanas y/o naturales. No obstante, te alimentas de lácteos y huevos, algunos hasta de pescado y mariscos. La extracción de leche de algunos animales, como la producción de huevos por parte de otros, constituye una tortura dentro de los cánones que tu posición profesa, lo cuál no es otra cosa que una forma más de violar los derechos que acusas estos seres vivos también poseen.

Si tu posición es vegetariana, pues pretendes algún día llegar a ser vegano, me parece una posición responsable, pues no es fácil cambiar tu dieta de un día para otro. Ahora bien, estoy totalmente de acuerdo en que se puede vivir sin servirse de los animales. Estoy totalmente de acuerdo en que la evolución biológica humana no supone que, necesariamente, debamos seguir comiendo de otros animales. Y estoy totalmente de acuerdo en que las tradiciones que explotan animales por entretención no se justifican por ningún motivo. Pero, no olvido la evolución cultural, ni el hecho de que la explotación de los recursos naturales vegetales ha supuesto, históricamente, una denigración de las condiciones de trabajo.

El hecho de que el Hombre alguna vez trató como seres inferiores (igual como lo hacemos con los demás animales hoy en día) a seres humanos de piel negra, esclavizándolos y comerciándolos, sirviéndose de sus muertes diarias, se utiliza como ejemplo para considerar la cuestión de liberar de sus trabas a todos los animales por igual, dándoles su calidad de personas, pues podría suceder que estemos siendo tan primitivos como nuestros antepasados esclavizadores. Sin embargo, ¿no sería válido también este argumento para el caso de la vida de los vegetales, que, mal que mal, son seres vivos?

La posición animalista, en este sentido, se basa en la eliminación del sufrimiento de las especies. Es decir, sólo podemos servirnos de seres que no sufran. ¡¡Cuidado!! Tal como se usa a menudo el decir: “¿quién eres tú para decidir sobre la vida de otros seres vivos?”, podemos decir: “¿quién eres tú para decidir sobre el sufrimiento de otros seres vivos?”.

¿Qué defienden, la vida o el sufrimiento? Si es la vida, ya están muertos, se condenaron a morir de hambre. Si es el sufrimiento, entonces bastaría con eliminar el sufrimiento del animal al asesinarlo con fines alimenticios. Pero no se quedarían tranquilos con eso, ¿cierto? Claro que no, porque, aunque suene extraño, la posición animalista es, en mi opinión, egoísta. Así es, está enteramente basada en los sentimientos que producen en ti las muertes de los animales (que generalmente se reduce a la muerte de los animales con los que empatizas).¿Qué sucede si algún día la tecnología es capaz de demostrar que los vegetales sienten y sufren? ¿Deberemos dejar de comer? Ni siquiera el vegano más extremo se suicidaría ante esta realidad.

Pero, dejando de lado los supuestos, vamos a la realidad. La antropología nos dice que el ser humano se sirvió de la carne animal como fuente rica en grasas y proteínas, lo que, en parte, posibilitó el desarrollo de nuestro cerebro. Así es, el mismo cerebro que te permite criticar las costumbres del ser humano. En cierta medida, tu posición vegana, va en contra de tu propia naturaleza. (aporte de Cristian Unanue)

Estos son algunos de los puntos que se me vienen a la mente en este momento en lo que respecta al debate del vegetarianismo y la posición vegana en general. Espero sirva de algo, dando pie a una discusión que hoy en día se hace más urgente por la proliferación de movimientos e ideologías que defienden estas posturas. Algunos por moda, otros porque han analizado las consideraciones necesarias para extremarse en una opinión particular.

si quieres opinar respecto de esta posición, te invito al grupo de debate:

http://www.facebook.com/group.php?gid=39747448078
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