Hay algo que me ha estado calentando la cabeza desde hace algún tiempo. Hay algo que no me está dejando dormir tranquilo. Es una de esas dudas que no tienen respuestas teóricas.
Hace mucho conocí una niñita, era hermosa, la más "codiciada" entre los niños que le admiraban. Ella, ya a su corta edad, estaba consciente de su belleza y le guardaba con un celo que intimidaba incluso al más galante de los pequeños admiradores. Con el tiempo, fui entendiendo que niñas como ella no me correspondían, a pesar de que ella había sido mi primer "noviasgo infantil", esos que son con besos delicados de un segundo de contacto específicamente labial. No fue una descepcion, fue más que nada algo que tenía que aceptar algún día.
Así, comoncé a hacer mi vida evitando a este tipo de niñas que ahora ya eran mujeres, de tal manera que llegué al punto de convertirme en ese estereotípico "perdedor" de película yankee. Asímismo, guarde recelo de esta precaución, porque se entiende que es cauteloso el no involucrarse románticamente con una persona que es potencialmente una ex - pareja, hasta con las señoritas de mejor corazón, intención e inteligencia que he conocido en mi vida.
A todo esto sumenle una descepción amorosa del tipo: "te quiero, pero como amigo nada más"; y así tendrán la mezcla perfecta para convertir a un ser humano normal en una especie de cuerpo que carga un corazón de papa y que sólo sirve para relaciones divertidas llenas de alegria que terminan a más tardar a las dos semanas de haberse dado inaugurado proyecto amoroso.
Pero así y todo, nunca pude dejar de observar esas extrañas excepciones, que consisten en mujeres de belleza insuperable, con mucho amor por entregar, con la inteligencia que cualquiera envidiaría, y con una capacidad de acoplamiento social, cultural y psicológico enorme.
Estas son las mujeres que llamamos: "ella no existe". Son actrices de gran bagaje cultural, profesionales que no tienen un pelo de feminismo ni machismo, amigas que te quieren mucho y que tú quieres más de lo que quisieras. Pueden ser rubias, morenas, trigueñas, pelirrojas, de ojos verdes, cafe o azules, altas, bajas, gorditas, flaquitas (hay para todos los gustos). Pero recuerda, sólo la fé te podría llevar a esperanzarte con una de ellas. Lo más probable es que alguna vez te toque estar saliendo con una, viéndose muy seguido, pasándolo bien. Pero Murphy es más sabio, terminarás arruinándolo todo y te verás a ti mismo cayendo en la via del arrepentimiento. Por eso hay que estar conscientes de que el arrepentimiento y la fé son cosas que, empíricamente, no funcionan.
Es importante notar que según lo anterior se confirma una regla inconclusa, que diría: "todo lo que no existe conlleva consigo fé y arrepentimiento". Sin animos de ofender. Bueno, en realidad sí.
De todas maneras, no dejo de darme por enterado que a la gente no se le clasifica, ni mucho menos se le prejuzga. Y me veo en la obligación de aceptar que, al igual que en cualquier caso de este tipo, todas las mujeres son distintas. Y además, agregar que eso es lo que hace entretenido conocerlas, bueno, no a todas, pero a las que se hagan necesarias según las circunstancias de la historia de tu vida.
Yo no soy quién para hablar con autoridad de estos temas, pero hago efectivo mi derecho a opinar y, por supuesto, queda abierto el derecho a réplica. Además, hacer este tipo de cosas es muy divertido, no sé si leerlas será igual.
De todas maneras dejo planteda la pregunta:
¿Por qué las mujeres no comienzan a acercarse ellas a los hombres para que todo se haga más facil y así ser nosotros quienes las rechacemos repetidas veces y aumentar nuestro ego sólo por diversión negra?, yo sé que hay minas que lo hacen, pero hablemos en serio, los tiempo no han avanzado tanto. Sí, la promiscuidad abunda, pero no así el comprendimiento de lo que llamamos El Arte de Amar.
Así que, espero sea agradable la lectura de este texto. Y no dejo de mandar saludos a aquellas mujeres que se sientan identificadas. Pero principalmente me interesan las que "no existen".
