miércoles, julio 27, 2005

Hunter S. Thompson


Como algunos recordarán, este verano falleció un gran escritor y periodista estadounidense, el señor Hunter S. Thompson. Este excéntrico tipo, gran amigo de las drogas conoció a sus 67 años la experiencia del suicidio, se pegó un tiro en la cabeza. Valentía o cobardí, me importa nada, el tipo está muerto, fin de la discusión. Hunter fue el iniciador del estilo gonzo del periodismo, revolucionando manera de ver un relato periodístico. Pero más allá de lo que hace por las artes me interesa que nos lega como seres humanos. Es necesario precisar que S. Thompson era un gran amigo de las drogas, cuando era entrevistado sobre este tema solia responder: "Está lejos de mí la idea de recomendar al lector drogas, alcohol, violencia y demencia. Pero debo confesar que, sin todo esto, yo no sería nada".
¿Qué nos puede legar un drogadicto, amigo de la muerte y la "indecencia"? Mucho más de lo que lo haría cualquier personaje heróico de esos que acostumbramos. Eso es Hunter, el ejemplo perfecto del antiheroe que se representa tanto en estos días. ¿Cómo llego a esto? Pues es simple, Hunter S. Thompson no hizo daño directo a nadie más que a sí mismo (hablo de 'daño directo' pues siempre se puede hacer daño a terceros sin notarlo, me refieros a daños sentimentales por ejemplo), su relación con las drogas era a nivel de consumidor. Entonces, quiero decir que un personaje que se dedica a destruirse a sí mismo a través de aquello que la sociedad, el crecimiento urbano y la temprana globalización, no es siquiera un mal ejemplo sino que sigue el curso natural que el mundo nos fuerza a llevar. Es decir, no se resiste a las tentaciones de nuestras sociedades pero tampoco deja de dar cuenta de aquello, siendo así parte esencial de su propio experimento, su vida. Él lleva más lejos los tópicos de 'ser tu mismo' y 'carpe diem', y no deja de ser sincero consigo mismo y el mundo. Además un tipo de estas características jamás podrá descepcionarnos, es una apuesta segura de heroe, mejor aún, antiheroe.
Hunter S. Thompson es lo que todo ateo sin esperanzas necesita, es el sustituto de un jesucristo o el mismo dios para algunos. Es él quien dará seguridad y tranquilidad a todos quienes, en tanto lo comprendan, creen no necesitarlas.
Podría seguir enumerando características del atípico cazador del gonzo, pero no tengo autoridad siquiera para referirme a él (en un sentido más fanatista). Es por tanto necesario revisar su obra y consumirla como el LSD y otras drogas a las que tanto tememos y son más comunes y accesibles, para muchos, que un poco de pan.

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