lunes, agosto 15, 2005

qué hacer en caso de incendio


(agosto 25, 2003)
Por: Montgomery Guillaume Frankenheimer van der Beck
Durante la década de los años ochenta la Alemania dividida se sumergía en continuas manifestaciones de marcado tono político. La mayoría de ellas eran encabezadas por grupos de jóvenes activistas en pos de una utopía anárquica. ¿Qué Hacer en Caso de Incendio? (Was tun, wenn's brennt?, 2001) es la ópera prima de Gregor Schnitzler, que busca en tono de comedia exponer el cambio de conciencias y actitudes de una generación marcada por la caída del muro por medio de la historia de un grupo de amigos.
Tim, Hotte, Maik, Nele, Flo y el hiperactivo Terror son seis jóvenes que gustan de enfrentar a los grupos de acción policiaca en la línea de fuego del Berlín de 1987, donde las manifestaciones multitudinarias están en su apogeo y ellos se entregan a la lucha política con la pasión -e ingenuidad- de los jóvenes de su edad. Forman un grupo con marcadas reminiscencias del punk de los setenta y documentan su incursión en las diversas marchas filmando varios rollos de celuloide de formato amateur.
Como máxima obra de sus actividades, el grupo instala una bomba casera en una residencia del distrito de Grünewald, que finalmente nunca explota. La vida en Alemania cambia, y con ella, la de todos sus hijos… menos para Tim y Hotte, éste último inválido al perder las dos piernas en una de las revueltas atropellado por una unidad de la policía.
En pleno año 2001, ambos comparten el derruido departamento que más de una década atrás sirviera como su guarida. El edificio esta abandonado, casi en ruinas, y el barrio ya no es el mismo, sin embargo, comparten aun un ideal político y una amistad a toda prueba, cosa que el resto de sus compinches han olvidado para dedicarse cada uno a su propia vida, alejándose por completo.
Repentinamente la bomba instalada diez años antes hace explosión, movilizando a todo el servicio policiaco ante la inminente amenaza de nuevos ataques terroristas. Las pesquisas llevan a cateos en las zonas urbanas que antaño fueron nidos de resistencia anarca, conduciendo a la policía hasta la guarida de Tim y Hotte, donde requisan los rollos de celuloide en que se encuentran filmadas las acciones del grupo, entre ellas la planeación del atentado. Si la prueba se descubre, los seis amigos irán a la cárcel, por lo que Tim debe de avisarles antes de que la policía los descubra… pero ya nada es igual.
Maik se ha convertido en un millonario magnate de la publicidad y lo que menos desea es empañar su imagen. La revoltosa Nele es ahora una hermosa madre soltera de dos niños, trabajadora y responsable de su educación; Flo también ha pasado a las altas esferas y es ahora una joven a punto de casarse, en tanto que Terror se ha convertido en todo lo opuesto a su sobrenombre: un tímido pero brillante abogado, respetuoso de las leyes y algo hipocondríaco. Cuando Tim y Hotte por fin logran reagruparlos, lo que menos quieren es recordar su pasado, aunque la posibilidad de ir a prisión hace que compartan un sólo objetivo: recuperar las cintas que contienen su imagen, lo que implica una incursión temeraria al cuartel de la policía.
Bajo esta premisa y enmarcando la historia en un contexto de comedia, el director debutante plantea una serie de preguntas que sin lugar a dudas relucen por su sabor amargo ¿Los movimientos contraculturales y políticos fueron sin sentido? ¿Acaso toda una generación perdió sus ideales en pos de asumir el nuevo modelo político? ¿Las personas fieles a sus ideales son en realidad unos perdedores?
Para dejarlo más en claro, Schnitzler inicia su obra presentando a los seis personajes principales formando parte de una comunidad homogénea con la que comparten un mismo destino y objetivo. Así los vemos es escenas de tono documental -las que se supone han filmado ellos mismos- con sus atuendos punk y la alegría naif de adolescentes que quieren cambiar al mundo, para lo cual preparan la travesura que hoy en día les lleva al reencuentro, de cara a una dura realidad que en nada se compara con sus utopías juveniles.
Sólo Tim y Hotte han vivido de acuerdo a sus ideales, pero a costa de pagar un precio muy elevado. Están en la miseria, el primero debiendo robar para subsistir y el segundo atado a una silla de ruedas, pero aun así gustan de las manifestaciones políticas, aunque ahora estén prácticamente solos. En realidad ninguno de los seis se encuentra satisfecho con su entorno, Maik se evade entre su riqueza y el trabajo, Terror escuda sus miedos con libros de jurisprudencia; las dos chicas han buscado la seguridad en la institución antianárquica por naturaleza, la familia.
La Alemania reunificada se impuso como un golpe más psicológico que político a toda una generación desdibujada y que sólo tuvo dos caminos a seguir como alternativa: vivir al margen del cambio político y en constante pugna con la sociedad (Tim, Hotte); o bien asumirse como piezas de enroque en la nueva era de la globalización del capital (Maik, Terror). Aunque viéndolo bien existe una tercera opción: la pasividad y la inercia ante el rol social establecido, ejemplificado aquí claramente por las dos mujeres (Nele, Flo).
La película nos lleva a pensar en los nostálgicos tiempos donde la juventud tiende a establecer una visión romántica sobre la política, y como el paso de los años y la incursión en la vida económicamente activa -en Alemania o cualquier otra nación- aleja al individuo de sus sueños juveniles.
¿Qué Hacer en Caso de Incendio? es una opera prima que cuenta con un mensaje donde la amistad es la principal de las monedas. Si bien cada uno de los amigos cuenta ya con una vida de circunstancias diferentes a aquellas en las que se conocieron, el pasado resurge para llevarlos nuevamente a la aventura, aun cuando algunos de ellos comiencen a sentirse decepcionados de los caminos que han seguido.
Pareciera ser que Tim se muestra seguro de sí mismo y convencido de sus ideales y el estilo de vida que ha seguido, pero el reencuentro con Flo -quien fuera su pareja- y darse cuenta de que ella en nada conservó el espíritu reaccionario, le hace cuestionarse si en verdad ha seguido el camino indicado. Terror y Maik han hecho unas vidas exitosas, pero ciertamente neuróticas e insatisfechas. Paradójicamente, en medio del éxito, ambos han perdido lo que Hotte y Tim conservan: alegría por vivir.
Pero hay que recordar que esta cinta no es de repercusiones dramáticas. ¿Qué Hacer en Caso de Incendio? es una película alegre, con atinados momentos de humor que demuestran que aun con el paso de los años los ideales pueden conservarse, aunque ciertamente también deja ver que no es del todo atinado aferrarse a concepciones del pasado.
De manufactura germana, la película se esfuerza por retomar lo mejor del cine alemán de los años setenta, justamente aquel que mayor énfasis hacía en el discurso político y las repercusiones sociales para el individuo que mostraba su desencanto y la decepción ante un futuro incierto. Aquí, ese mismo discurso cambia hacia directrices contrarias: una segunda oportunidad es sinónimo de un nuevo comienzo, esta vez prometedor.
Al mismo tiempo, el director utiliza un estilo de puesta en escena moderno y ágil que se complementa perfectamente con el tono del discurso. Sin embargo, y en pos de hacerla aun más atractiva, incurre en errores propios de una primera vez, como un par de secuencias en marcada estética videoclipera -una lluvia de espuma en el derruido departamento, o la huída de Tim en cámara lenta al descubrir la verdad sobre Flo- que interrumpen el curso natural de las escenas y que apela a cierto dramatismo cursilón.
Pero, aun cuando la historia se hace demasiado previsible hacia el final, la película avanza respetando su premisa básica: la amistad, cuando es verdadera, sobrevive a cualquier ideología. ¿Qué Hacer en Caso de Incendio? Es una agradable muestra de cine europeo que busca el éxito taquillero sin renunciar al compromiso propositivo, demostrando que aun dentro del género de la comedia ligera, su inteligencia es muy superior a la cada vez más anquilosada industria gringa.

¿QUÉ HACER EN CASO DE INCENDIO? (Was Tunn, Wenn´s Brennt?)
Dirección: Gregor Schnitzler;
Guión: Stefan Dahnert, Anne Wild;
Producción: Jakob Claussen, Andrea Wilson, Thomas Wöbke;
Fotografía: Andreas Berger;
Música: Stephen Gade;
Edición: Hansjorg Weibrich;
Con: Til Schweiger (Tim), Martin Feifel (Hotte), Sebastian Blomber (Maik), Nadja Uhl (Nele), Matthias Matschke (Terror), Doris Schretzmayer (Flo), Klaus Löwitsch (Manowsky).
Alemania, 2001. 101 min.
Participaciones: Festival Kinofest Lünen,
Alemania 2001 (Premio de la ciudad de Lünen);
Premio Cámara Alemana a Mejor Edición 2002;
Nominación al Premio a Mejor Actor de Soporte (M. Feifel)
Premios al Cine Alemán 2002.

1 ¿y qué dijo el otro?:

Blogger quorocisi said...

me dio paja leer tanto wn trata de hacerla mas corta acuerdate de uno que solo puede conectarse en un cyber y la plata es lo mas scaso que hay en esta vida culia
ygual buena las was qui tay ciendo os felicito saludos vitorio

2:54 p. m.  

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